martes, 12 de junio de 2007


martes 5 de junio de 2007



Esto no es ni mas ni menos que e intento de un grupo de estudiantes de esta facultad de elaborar una publicación del ceda.Es en cierto modo un llamado a la participación de la vida universitaria. Participación que requiere involucramiento, critica, reflexión y acción en el quehacer cotidiano de la facultad. Tal es así que dejamos aquí el compromiso hacia la continuación de esta en el próximo año. Invitandolos a acercarse al centro de estudiantes y que este no sea solo el compromiso de unos pocos, si no de otros tantos estudiantes que siempre tienen algo que aportar. Mandanos tus ideas, dibujos, croquis, textos, en fin lo que tengas ganas de expresar a
“elesquicio@gmail.com

lunes, 11 de junio de 2007

CAMINO A BRIKSDALEN

Ibamos por la carretera buscando un camping, habíamos hecho un largo trayecto durante casi 6 horas.
De pronto vimos una señalización y tomamos por un desvío que nos llevó a un camino de tierra estrecho e interminable. A los lados sólo había campo con algunos animales pastando y a lo lejos, un bosque. Al pasar los árboles, nos encontramos con una gran cantidad de casas rodantes alineadas una junto a la otra y más adelante dos cabañas de madera.

Estacionamos y un grupo de personas comenzó a rodearnos sin quitarnos los ojos de encima, como si fuésemos alienígenas. Se acercaban con una expresión de asombro e incertidumbre. Vestían ropa deportiva, todos iguales, como uniformados.
Me sentía apresada dentro de la camioneta y rodeada por toda esa gente hambrienta de información sobre nosotros.
En mi cabeza se proyectaba una película de terror, esas en la que estás esperando que empiecen a golpear el coche, romper los vidrios y devorarte como si fueran zombis. Dentro de la camioneta se respiraba un ambiente tenso, durante unos segundos hubo un silencio absoluto pero para mí fue eterno… Bajamos la ventanilla y alguien se animó a preguntar si podíamos pasar la noche allí para salir al otro día rumbo a los Fiordos.
Era un camping no convencional, por lo tanto no podíamos armar las carpas, nos ofrecieron alquilar un dormitorio en la administración, era la cabaña principal.
Comenzamos a bajar el equipaje y nos perseguían de un lado al otro tratando de averiguar de donde éramos y qué estábamos haciendo allí.
Era un grupo de campistas que todos los años viajaban a diferentes lugares con sus familias, esa noche festejaban el 25 aniversario y nos invitaron a compartir el evento.
Lo único que queríamos era una ducha caliente, comida y dormir.
De pronto tocaron a la puerta, era un hombre grande, fornido con una voz gruesa y su rostro rosáceo; lo acompañaba su hijo, un muchacho alto, desgarbado, rubio y sonriente que aguardaba ser presentado. El hombre nos dijo: this is my boy y quisiera que bailaran con él tonight. Nuestras caras quedaron desencajadas. Agradecimos la invitación y no pudimos negarnos a asistir.
Salimos a buscar algo de comer y al volver tratamos de pasar inadvertidos mientras ellos ya estaban con sus festejos, bailando, cantando y bebiendo.
Al otro día la despedida fue muy conmovedora, nos hicieron firmar un libro porque éramos los huéspedes más lejanos que habían tenido, nos saludaron con mucha emoción y así partimos camino a Briksdalen.
Gabriela Muniz

viernes, 8 de junio de 2007